miércoles, 21 de mayo de 2008
martes, 20 de mayo de 2008
COMO PREVENIR EL ABUSO SEXUAL EN LOS NIÑOS
Prevenir el abuso sexual infantil es una tarea dificil para los padres, cuidadores, y la sociedad en general, aunque que todos debemos estar involucrados en ello. Los padres y demás adultos cercanos al niño, antes de saber el grado de equivocación con el que hacen las cosas, han de tener la oportunidad de hacerlas bien. Los padres a menudo ignoran el modo en el que han de enfrentarse al cuidado de sus hijos y sus necesidades lo que hará que el niño sea un aprendiz a través de ensayos y errores.
Antes de considerar medidas preventivas más directas, los padres deben primero promocionar el buen trato a los niños. Es decir, reconocer al niño como persona y sus derechos, respetar el desarrollo evolutivo del niño, establecer empatía y comunicación efectiva con él, crear un vínculo afectivo e interactivo, y resolver sus problemas de una forma positiva y no violenta.
Medidas preventivas contra la pederastía que los padres puedan tomar hacia sus hijos
Antes de considerar medidas preventivas más directas, los padres deben primero promocionar el buen trato a los niños. Es decir, reconocer al niño como persona y sus derechos, respetar el desarrollo evolutivo del niño, establecer empatía y comunicación efectiva con él, crear un vínculo afectivo e interactivo, y resolver sus problemas de una forma positiva y no violenta.
Medidas preventivas contra la pederastía que los padres puedan tomar hacia sus hijos
CONSECUENCIAS A CORTO Y LARGO PLAZO EN EL NIÑO ABUSADO
Consecuencias a corto plazo del abuso sexual infantil
- Físicas: pesadillas y problemas de sueño, cambios de hábitos de comida, pérdida de control de esfínteres.
- Conductuales: Consumo de drogas y alcohol, fugas, conductas auto lesivas o suicidas, hiperactividad, bajada del rendimiento académico.
- Emocionales: miedo generalizado, agresividad, culpa y vergüenza, aislamiento, ansiedad, depresión, baja estima, rechazo al propio cuerpo.
- Sexuales: conocimiento sexual precoz e impropio a su edad, masturbación compulsiva, exhibicionismo, problemas de identidad sexual.
- Sociales: déficit en habilidades sociales, retraimiento social, conductas antisociales.
Consecuencias a largo plazo del abuso sexual infantil
Existen consecuencias de la vivencia que permanecen o, incluso, pueden agudizarse con el tiempo, hasta llegar a configurar patologías definidas. Por ejemplo:
- Físicas: dolores crónicos generales, hipocondría o trastornos psicosomáticos, alteraciones del sueño y pesadillas constantes, problemas gastrointestinales, desorden alimentario.
- Conductuales: intento de suicidio, consumo de drogas y alcohol, trastorno de identidad.
- Emocionales: depresión, ansiedad, baja estima, dificultad para expresar sentimientos.
- Sexuales: fobias sexuales, disfunciones sexuales, falta de satisfacción o incapacidad para el orgasmo, alteraciones de la motivación sexual, mayor probabilidad de sufrir violaciones y de entrar en la prostitución, dificultad para establecer relaciones sexuales.
- Sociales: problemas de relación interpersonal, aislamiento, dificultades de vinculación afectiva con los hijos.
FUENTE http://www.guiainfantil.com/201/las-consecuencias-del-abuso-sexual-infantil.html
COMPORTAMIENTO DEL NIÑO ABUSADO Y QUE HACER EN ESTE CASO
Los que abusan sexualmente de los niños pueden hacer que el niño esté extremadamente temeroso de revelar las acciones del agresor y, sólo cuando se ha hecho un esfuerzo para ayudarlo a sentirse seguro, es que se consigue que el niño hable libremente. Si un niño dice que ha sido molestado sexualmente, los padres deben hacerle sentir que lo que pasó no fue culpa suya. Los padres deben de buscar ayuda médica, denunciarlo, y llevar al niño para un examen físico y al psiquiatra para una consulta.
¿Qué debemos hacer cuando un niño ha sido abusado sexualmente?
¿Qué debemos hacer cuando un niño ha sido abusado sexualmente?
- Si el niño lo dice, escúchele y tómele en serio. Los niños muy pocas veces inventan historias de abuso sexual.
- Si usted está alarmado o siente vergüenza, no se lo demuestre al niño; pues él se sentirá más afectado.
- No le presiones. Apoya al niño evitando gestos, preguntas o juicios que le hagan sentirse aún más angustiado o culpable.
- Si el niño o niña decide hablar, anímale y muéstrale confianza para que diga la verdad y hable con libertad. No lo juzgue, ni lo hagas sentir culpable.
- Solicite apoyo a algún especialista para ayudar al niño y también a la familia en la forma que debe tratar el problema.
- Prepara al niño para esa ayuda. Explícale que tendrá que conversar con otras personas de lo sucedido. Y que todo será muy bueno para él.
- Se debe denunciar ante las autoridades a la persona que abusó sexualmente del niño
- Comunicar a los Servicios Sociales.
FUENTE http://www.guiainfantil.com/201/
INDICES DE ABUSO Y DENUNCIA DE LAS VICTIMAS
En un 25 por ciento ha aumentado el número de quejas sobre casos de abuso sexual en Colombia, durante los últimos dos años.
Según estadísticas del Instituto de Medicina Legal, son entre 14 mil y 17 mil las denuncias que se reportan anualmente ante diferentes entidades especializadas.
La Asociación Afecto que trabaja por la defensa de los menores maltratados, considera que el problema es mucho más grave de lo que parece, teniendo en cuenta que sólo se denuncia el 5 por ciento de los casos de abuso sexual que en realidad se presentan.
En promedio, de cada 100 delitos de esta índole, 85 se cometen contra las niñas y los 15 restantes contra niños.
FUENTE http://www.caracol.com.co/noticias/508630.asp
Según estadísticas del Instituto de Medicina Legal, son entre 14 mil y 17 mil las denuncias que se reportan anualmente ante diferentes entidades especializadas.
La Asociación Afecto que trabaja por la defensa de los menores maltratados, considera que el problema es mucho más grave de lo que parece, teniendo en cuenta que sólo se denuncia el 5 por ciento de los casos de abuso sexual que en realidad se presentan.
En promedio, de cada 100 delitos de esta índole, 85 se cometen contra las niñas y los 15 restantes contra niños.
FUENTE http://www.caracol.com.co/noticias/508630.asp
PERFIL CRIMINAL
¿Qué hizo este psicópata durante esos casi siete años para que sus fechorías pasaran inadvertidas? Eso es algo que a la peor de las mentes criminales podría asustar; en tanto, los psicólogos han estudiado el caso con una minuciosidad tal, que envidiaría cualquiera de los escritores de novelas de horror de Estados Unidos.
“Yo les pido perdón por todo lo que hice y voy a confesar. Sí, yo los maté, y no sólo a esos, sino a otros más”, declaró La Bestia, como le llamaron de inmediato en Colombia, frente a una cámara de video utilizada por la fiscalía que lo interrogó en la cárcel de Villavicencio, ubicada a 75 kilómetros al sur oriente de Bogotá.
En el video, divulgado por la televisión colombiana, y el cual mostraba a un fiscal y a un psicólogo interrogando a Luis Alfredo Garavito, el asesino dio a conocer la existencia de una deteriorada libreta donde había registrado con rayitas los crímenes cometidos contra los menores, y donde incluía las fechas y los procedimientos utilizados desde 1992 hasta el día de su detención en 1999, en momentos en que intentaba atacar sexualmente a un menor de edad.
Como todos los asesinos en serie, Garavito también tuvo una infancia dramática. Según su biografía, nació en el municipio de Génova, Quindío, un 25 de enero de 1957. Fue el mayor de siete hermanos y mantenía una tensa relación con su padre, quien lo golpeaba y lo echó de la casa a la edad de 16 años. Por boca del mismo Garavito, la opinión pública colombiana se enteró de que fue violado siendo menor en repetidas ocasiones por dos hombres, lo que según los especialistas fue la causa de su comportamiento criminal. Pero durante un tiempo, a la edad de 21 años, según datos dados a conocer por el diario bogotano El Tiempo, Garavito pidió ayuda psicológica en el Instituto de Seguros Sociales por depresión y tendencias suicidas, además de acudir a Alcohólicos Anónimos, pues a esa edad también ya había adquirido el vicio del alcoholismo.
Descrito entonces como alcohólico y homosexual –aunque según sus antecedentes convivió con dos mujeres que ya tenían niños pequeños— El Tribilín, como también se le conocía en los bajos fondos que frecuentaba, se dedicó durante un tiempo a vender productos de una cadena comercial y ya adulto objetos religiosos, como la imagen del Papa y la Virgen María, actividad callejera que le facilitó el acercamiento a los niños de las barriadas pobres que visitaba. A dichos menores –casi todos, según las autoridades, de cara bonita, complexión delgada, pelo castaño y ojos cafés-- los atraía obsequiándoles dulces, comida, cuadernos, bebidas o dinero. Después de ello, los secuestraba llevándolos a lugares remotos y despoblados, los ataba, desnudaba, violaba, mutilaba el pene, se los introducía en la boca, los asesinaba, decapitaba y después enterraba en diferentes zonas, aunque los cadáveres de algunas de sus víctimas fueron hallados tirados en matorrales y aún atados, tal como los había asesinado. “Lo voy a matar”, “No vaya a gritar porque lo mato”, “Le voy a pegar puñaladas en la espalda”, “Le voy a a sacar las tripas”, “Le voy a cortar el pene y la cabeza y se la voy a botar a un lado”. Todas éstas eran las terribles frases con que intimidaba a sus víctimas.
Garavito, quien también se hacía llamar, El loco, El cura, Conflicto y Alfredo Salazar, en ocasiones se disfrazaba de monje o fingía haber perdido la movilidad de una de sus piernas usando muletas, o bien decía que representaba a una institución caritativa. Con este atuendo también tuvo éxito en su carrera delictiva, misma que empezó a ser investigada durante 18 meses, pues se presumía su responsabilidad en la violación y muerte de un niño de 12 años, tarea que vio su éxito ese día 22 de abril de 1999 cuando lo atraparon.
Una vez bajo la custodia de las autoridades, le fueron hallados en su vivienda objetos similares a los encontrados en los sitios donde fueron enterrados los cadáveres de los infantes, como tapas del licor favorito de Garavito, cabellos, gafas, cuerdas de nylon con las que ataba a los niños, así como facturas de hoteles y boletos de autobuses. Acorralado por todas esas evidencias, Garavito no tuvo más remedio que confesar sus 172 crímenes, por los que fue condenado a 1,835 años y nueve días de cárcel, tiempo que evidentemente no durará este psicópata con vida tras las rejas, pero sí será temiblemente recordado como el infanticida más peligroso de la historia moderna del mundo.
FUENTE http://www.expedienterojo.org/pages/perfiles/perfiles3.html
“Yo les pido perdón por todo lo que hice y voy a confesar. Sí, yo los maté, y no sólo a esos, sino a otros más”, declaró La Bestia, como le llamaron de inmediato en Colombia, frente a una cámara de video utilizada por la fiscalía que lo interrogó en la cárcel de Villavicencio, ubicada a 75 kilómetros al sur oriente de Bogotá.
En el video, divulgado por la televisión colombiana, y el cual mostraba a un fiscal y a un psicólogo interrogando a Luis Alfredo Garavito, el asesino dio a conocer la existencia de una deteriorada libreta donde había registrado con rayitas los crímenes cometidos contra los menores, y donde incluía las fechas y los procedimientos utilizados desde 1992 hasta el día de su detención en 1999, en momentos en que intentaba atacar sexualmente a un menor de edad.
Como todos los asesinos en serie, Garavito también tuvo una infancia dramática. Según su biografía, nació en el municipio de Génova, Quindío, un 25 de enero de 1957. Fue el mayor de siete hermanos y mantenía una tensa relación con su padre, quien lo golpeaba y lo echó de la casa a la edad de 16 años. Por boca del mismo Garavito, la opinión pública colombiana se enteró de que fue violado siendo menor en repetidas ocasiones por dos hombres, lo que según los especialistas fue la causa de su comportamiento criminal. Pero durante un tiempo, a la edad de 21 años, según datos dados a conocer por el diario bogotano El Tiempo, Garavito pidió ayuda psicológica en el Instituto de Seguros Sociales por depresión y tendencias suicidas, además de acudir a Alcohólicos Anónimos, pues a esa edad también ya había adquirido el vicio del alcoholismo.
Descrito entonces como alcohólico y homosexual –aunque según sus antecedentes convivió con dos mujeres que ya tenían niños pequeños— El Tribilín, como también se le conocía en los bajos fondos que frecuentaba, se dedicó durante un tiempo a vender productos de una cadena comercial y ya adulto objetos religiosos, como la imagen del Papa y la Virgen María, actividad callejera que le facilitó el acercamiento a los niños de las barriadas pobres que visitaba. A dichos menores –casi todos, según las autoridades, de cara bonita, complexión delgada, pelo castaño y ojos cafés-- los atraía obsequiándoles dulces, comida, cuadernos, bebidas o dinero. Después de ello, los secuestraba llevándolos a lugares remotos y despoblados, los ataba, desnudaba, violaba, mutilaba el pene, se los introducía en la boca, los asesinaba, decapitaba y después enterraba en diferentes zonas, aunque los cadáveres de algunas de sus víctimas fueron hallados tirados en matorrales y aún atados, tal como los había asesinado. “Lo voy a matar”, “No vaya a gritar porque lo mato”, “Le voy a pegar puñaladas en la espalda”, “Le voy a a sacar las tripas”, “Le voy a cortar el pene y la cabeza y se la voy a botar a un lado”. Todas éstas eran las terribles frases con que intimidaba a sus víctimas.
Garavito, quien también se hacía llamar, El loco, El cura, Conflicto y Alfredo Salazar, en ocasiones se disfrazaba de monje o fingía haber perdido la movilidad de una de sus piernas usando muletas, o bien decía que representaba a una institución caritativa. Con este atuendo también tuvo éxito en su carrera delictiva, misma que empezó a ser investigada durante 18 meses, pues se presumía su responsabilidad en la violación y muerte de un niño de 12 años, tarea que vio su éxito ese día 22 de abril de 1999 cuando lo atraparon.
Una vez bajo la custodia de las autoridades, le fueron hallados en su vivienda objetos similares a los encontrados en los sitios donde fueron enterrados los cadáveres de los infantes, como tapas del licor favorito de Garavito, cabellos, gafas, cuerdas de nylon con las que ataba a los niños, así como facturas de hoteles y boletos de autobuses. Acorralado por todas esas evidencias, Garavito no tuvo más remedio que confesar sus 172 crímenes, por los que fue condenado a 1,835 años y nueve días de cárcel, tiempo que evidentemente no durará este psicópata con vida tras las rejas, pero sí será temiblemente recordado como el infanticida más peligroso de la historia moderna del mundo.
FUENTE http://www.expedienterojo.org/pages/perfiles/perfiles3.html
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